miércoles, 17 de agosto de 2011

PSICOLOGÍA & CONFLICTO ARMADO: secuelas psicológicas provocadas por el conflicto armado colombiano en niños en condición de desplazamiento forzado.


El conflicto bélico que flagela a nuestro país no termina cuando las tropas se retiran de los campos de batalla, la guerra genera en quienes participan en ella, daños y perturbaciones psicológicas que perduran en el tiempo y sus consecuencias tienden a manifestarse a través del proceso de desarrollo del individuo dentro de su comunidad. Por tal la razón, la Psicología en Colombia tiene un llamado y una responsabilidad histórica, de aportar reflexiones que atiendan a las necesidades de las diferentes comunidades, que han vivido en medio del conflicto político y social por más de 50 años. De esta forma la reparación integral, la intervención psicosocial, el restablecimiento y preservación de la memoria histórica, los criterios éticos, la emergencia y/o transformación de subjetividades, se convierten en desafíos y temas centrales para el ejercicio de la psicología.


La guerra en Colombia es una guerra en los niños. Los jóvenes han sido atraídos y forzados a entrar a las filas de los grupos combatientes, señalados como blancos y expulsados de sus hogares. El impacto del conflicto en los niños colombianos varía entre los diversos fragmentos de la población, tales como aquellos que viven en diferentes regiones, niños campesinos, indígenas y afrocolombianos, y aquellos que han sufrido el desplazamiento forzoso. La población desplazada está gravemente afectada por la seria crisis humanitaria que se vive a lo largo y ancho del país. Las medidas para proporcionar asistencia a los desplazados y sus familias han sido insuficientes, en consecuencia a esta situación, la población en condición de desplazamiento se ve enfrentada a graves situaciones de precariedad con pocas opciones de obtener ayuda. Adicionalmente, las poblaciones receptoras no reciben ayuda para aliviar la carga que supone el aumento de afluencia de población desplazada. Los niños y niñas en situación de desplazamiento se enfrentan constantemente a una gran variedad de dificultades, incluyendo la pobreza, la falta de acceso a educación y asistencia médica, tensión psicológica, verse forzado a trabajar, y otras violaciones serias a sus derechos.

Las respuestas del ser humano frente a eventos como la violencia, dependen esencialmente de las características individuales de la persona, de la percepción del acontecimiento, de los recursos psicológicos y estilos de afrontamiento, de la naturaleza y calidad del apoyo que encuentre en su entorno, de las características y severidad del hecho traumático y de su historia personal y social (Lozano y Gómez, 2004).

Es claro entonces, que el desplazamiento afecta de una manera vital al individuo que se ve expuesto a grandes traumas, llevando consigo inevitables huellas que quedan indelebles en la realidad del ser como desplazado y desarrollando ó incrementando conductas como el consumo de alcohol y de drogas, el aislamiento social, depresión profunda, disfunción familiar, laboral y social (CODHES, 1995, citado por Lozano y Gómez, 2004). Los eventos a los que son sometidas estas personas pueden llegar a generar efectos catastróficos en todas las esferas de su vida, yendo desde los problemas psicosomáticos, hasta los problemas de conducta, reduciendo así su capacidad de comprensión del fenómeno; no queriendo decir con ello, que las personas desplazadas no hagan una interpretación de lo sucedido, sino que en el momento en el cual se genera el desplazamiento, no se tiene claridad de lo que está sucediendo y por lo tanto no se tiene una forma de explicación coherente con la experiencia que se está viviendo (Lozano y Gómez, 2004).

Durante el desplazamiento las personas entran en contacto con otros grupos humanos y consecuentemente, con otras culturas y estilos de vida, esta situación implica la  reorganización de los roles familiares y culturales generan un cambio en las expresiones y manifestaciones afectivas; además, estas expresiones tienen connotaciones desadaptativas y adicionalmente su percepción respecto a las personas que los rodean cambia significativamente, ya que desarrollan un sentimiento de desconfianza con quienes no son de su región, mientras que frente a las personas que son de la misma región o de regiones cercanas generan un mecanismo de defensa para evitar ser agredidos o discriminados (Lozano y Gómez, 2004).

La guerra en Colombia es una guerra que trae funestas consecuencias en el desarrollo psicológico de los individuos, sus consecuencias se ven reflejadas en la formación de identidad, en tanto, ésta es una  construcción social que la persona adquiere, reproduce y legitima, es una elaboración del sujeto que, a lo largo de su existencia, ira modelando y quizá cambiando gracias a la disposición que mantenga con la sociedad, la cultura, el lenguaje y los discursos que dotan de sentido a una identidad particular; la identidad es una representación social que se construye en la acción y siempre frente a otro, es el reconcomiendo de ese nosotros, que se construye en la oposición y en la identificación de la diferencia. Dicha construcción de identidad, en nuestra sociedad esta atravesada por el conflicto armado y por la condición de desplazamiento y por las secuelas de la violencia (Bolaños, 2007).

Es en este punto en el que surge una figura denominada: la reparación y atención integral a víctimas del conflicto armado en Colombia, que  es competencia de muchas disciplinas científicas, entre las que sobresale la psicología, es característica propia del rol del psicólogo contribuir en este tipo de procesos, y considero que para que esta labor sea desarrollada de manera adecuada es necesario adentrarse en la problemática desde su génesis. 

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