El cáncer es una enfermedad con una connotación social desfavorable, ya que es asociada inmediatamente con grandes sufrimientos y con la muerte. Esta asociación tiene su historia y su razón de ser: hasta hace algunas décadas atrás no existían medicamentos o tratamientos efectivos para el tratamiento de la enfermedad; con los avances científicos de los últimos años, esta situación se ha modificado radicalmente. En la actualidad se ha logrado la completa cura en algunas patologías, el aumento del número de sobrevivientes, el mejoramiento de la calidad de vida del paciente con el manejo de síntomas y los efectos secundarios del tratamiento. A pesar de ello, esta asociación imaginaria cáncer y muerte continúa, y muchas veces es el temor de padecer la enfermedad retrasa la consulta diagnóstica. De esta manera el margen de acción de la ciencia se limita considerablemente ya que el paciente es diagnosticado con un estado avanzado de la enfermedad (Casado y col., 2004). Cada día mas mujeres que se enteran de que tienen cáncer de mama se sorprenden dado que la cuarta parte de ellas tienen factores de riesgo genético u otros factores conocidos, el diagnóstico a menudo llega como una sorpresa desoladora.
El desconcierto emocional provocado puede afectar la salud física de las mujeres así como su bienestar psicológico. Recibir un diagnóstico de cáncer de seno puede ser uno de los momentos más angustiantes que puedan experimentar las mujeres y por eso, tal vez no sepan a quién recurrir para obtener ayuda. La angustia generalmente continúa incluso después de haber superado el impacto inicial del diagnóstico. A medida que las mujeres comienzan lo que con frecuencia es un largo proceso de tratamiento, pueden hallarse afrontando nuevos problemas. Por ejemplo, pueden hallar confusión en sus relaciones personales. Pueden sentirse realmente cansadas todo el tiempo y estar muy preocupadas respecto a los síntomas, el tratamiento y la mortalidad. Factores como estos contribuyen al estrés crónico, la ansiedad y la depresión (Casado y col., 2004).
Sentirse abrumada es una respuesta totalmente normal al diagnóstico de cáncer de mama. No obstante, las emociones negativas pueden hacer que las mujeres dejen de hacer cosas que son buenas para ellas y que comiencen a hacer cosas que son malas para cualquiera, y en especial preocupantes para aquellas personas que tienen una enfermedad grave. Las mujeres con cáncer de seno pueden comenzar a comer mal, dejar de hacer ejercicio y pueden incluso, tener problemas para dormir bien de noche. También pueden retraerse de familiares y amigos. Al mismo tiempo, estas mujeres pueden recurrir al alcohol, el cigarrillo, la cafeína y otras drogas en un intento por calmarse.
Un diagnóstico de cáncer de seno también puede llevar a problemas más graves. Los investigadores Segura y Díaz (2003) estiman que entre el 20 y el 60 por ciento de las pacientes con cáncer experimentan síntomas de depresión, que pueden dificultar aún más que las mujeres se adapten, participen óptimamente en actividades de tratamiento y aprovechen las fuentes de apoyo social que tienen disponibles. Algunas mujeres se sienten tan desanimadas, por la dura prueba de tener cáncer, que se niegan a someterse a una cirugía o simplemente dejan de asistir a sus sesiones de radiación o quimioterapia. Como resultado, pueden enfermarse aún más.
El dictamen de cáncer puede afectar seriamente el funcionamiento psicológico de una mujer, lo que a su vez puede poner en peligro su salud física. Esto no tiene por qué ser así. Las mujeres que buscan ayuda de psicólogos autorizados para ejercer y con experiencia en el tratamiento del cáncer de seno, pueden usar la conexión cuerpo-mente en beneficio propio para mejorar su salud mental y física (Ibáñez., 2005).
Una adecuada adaptación a la nueva realidad que deben vivir y cierto equilibrio emocional ayudan asimismo a disminuir los efectos secundarios del diagnostico y el tratamientos y a obtener una mejor calidad de vida. La Psicooncologia es una especialidad de la Psicología que se dedica a las particularidades de los pacientes y familiares que deben atravesar una enfermedad oncológica. El diagnóstico de cáncer genera crisis, desorganización de los patrones de conducta habituales del paciente y de su entorno social. Las reacciones que se pueden generar son tan variadas como la diversidad de personalidades existentes. Se puede sentir estupor, incredulidad, enojo, ira, depresión y hasta desesperación, entre otros (Sossa y col., 1999).
En algunas situaciones el paciente ignora el diagnóstico porque teme escucharlo o porque simplemente la familia decidió que no está en condiciones de saberlo. Sin embargo, en estos casos es recomendable la consulta con un psicólogo para realizar una correcta evaluación de la situación y para acompañar al paciente y a la familia en el proceso diagnóstico. La asistencia psicológica muchas veces puede evitar o disminuir las alteraciones del sueño, apetito, la confusión, o las dificultades de concentración que pueden surgir como consecuencia de la crisis diagnóstica, mejorando la autoestima y reduciendo la ansiedad. Cuando un paciente se encuentra en esta situación y busca ayuda especializada, muchas veces debe recorrer varios especialistas hasta encontrar al profesional con la formación adecuada. Esto conlleva un aumento de la sensación de frustración y disminuye aún más la autoestima (Sossa y col., 1999).
La relación de factores emocionales con el estado de salud en general y con el cáncer en particular, ha sido sugerida y la relación entre personalidades melancólicas y el cáncer, establecer el perfil psicológico de las mujeres con cáncer de mama prestando una especial atención a la relación entre su estado emocional y diferentes características de personalidad, con el fin de mejorar las intervenciones psicológicas encaminadas a reducir o mitigar el malestar emocional y favorecer un mejor ajuste psicosocial.
Podemos decir que la mayoría de los trabajos empíricos realizados por Segura y Díaz (2004) pueden enmarcarse en cuatro grandes áreas:
- Estudio de la influencia de situaciones estresantes y emociones negativas tales como ansiedad, ira Y depresión.
- Análisis de los estilos de afrontamiento que las personas con cáncer ponen en marcha ante la enfermedad y su repercusión en la evolución de la misma.
- Tipo de intervenciones psicológicas que pueden ser más efectivas para reducir el malestar emocional y los problemas de adaptación psicosocial que se derivan del padecimiento y tratamiento de esta enfermedad.
- Búsqueda de un perfil pre mórbido de personalidad relacionado con el cáncer.
Dentro del campo de la Psicooncologia, la psicoterapia grupal es una herramienta facilitadora de cambios en la auto percepción y el conocimiento de sí mismos, ya que sus efectos tienden a expandirse sobre el conjunto de comportamientos de individuos con aspectos físicos y emocionales en común. El objetivo de la psicoterapia debe ser favorecer la estabilidad emocional en las pacientes con cáncer de mama para disminuir los factores de riesgo y proliferación o recaída de la enfermedad (Ibáñez., 2005)
El cáncer en la mujer, perturba directamente su autoestima pues el tratamiento afecta su imagen corporal, no sólo por la calvicie, los problemas en la piel o la fotosensibilización, sino por el hecho de afectar el seno: el considerar una posible extirpación, hace a muchas pacientes sentirse menos mujeres ante lo sobrevalorada que está el seno en la sociedad moderna. Debido a las secuelas emocionales generadas por una enfermedad de este tipo la psicología moderna destaca la importancia de la creación de programas psicoeducativos en la atención de los enfermos tras el diagnostico y tratamiento. "Cuando acaban la quimioterapia muchos de los pacientes se encuentran abandonados por los médicos", "y hay enfermos que se deprimen" ante esta circunstancia, es importante educar al enfermo respecto a cambio de hábitos -reincorporarse a la vida social, hacer ejercicio- de forma que sienta que recupera la capacidad de control sobre su vida" y combate la depresión y la ansiedad” (Sossa y col., 1999).
Piñeros & Murillo (2004), señalaron que una intervención psicoterapéutica individual o grupal reduce los niveles de ansiedad, las preocupaciones por desarrollar cáncer, los síntomas depresivos y la afectación por las pérdidas afectivas previa. Este tipo de intervención psicológica, requiere un abordaje integral, incluyendo técnicas cognitivo-conductuales para abordar ideas intrínsecas en la relación al riesgo de desarrollar cáncer, técnicas interpersonales para atender a las pérdidas afectivas, terapia familiar y técnicas de terapia existencial para manejar temas como la incertidumbre, mortalidad e identidad.
Los psicólogos autorizados para ejercer y otros profesionales de la salud mental con experiencia en el tratamiento de cáncer de seno pueden resultar de gran ayuda. Su objetivo principal es ayudar a las mujeres a aprender cómo sobrellevar los cambios físicos, emocionales y de estilo de vida relacionados con el cáncer así como los tratamientos médicos que pueden ser dolorosos y traumáticos. Algunas mujeres pueden enfocar el asunto en cómo explicar su enfermedad a los hijos o cómo afrontar la respuesta de su pareja. Otras pueden concentrarse en cómo elegir el hospital o tratamiento médico adecuados. Para otras, el enfoque puede ser cómo controlar el estrés, la ansiedad o la depresión. Al enseñar a las pacientes estrategias para la resolución de problemas en un entorno de apoyo, los psicólogos pueden ayudar a las mujeres a lidiar con su dolor, miedo y otras emociones. Para muchas mujeres, esta crisis potencialmente mortal, al final puede resultar en una oportunidad de crecimiento personal que mejora la vida (Segura y Díaz., 2003).
Las pacientes con cáncer de mama no son las únicas que pueden beneficiarse con el tratamiento psicológico. Los psicólogos suelen ayudar a sus cónyuges, de quienes se espera brinden apoyo emocional y práctico, al mismo tiempo que afrontan sus propios sentimientos. Los niños, padres y amigos involucrados en el apoyo de la paciente también pueden beneficiarse con las intervenciones psicológicas (Segura y Díaz., 2003).
La necesidad de tratamiento psicológico puede no terminar cuando finaliza el tratamiento médico. De hecho, la recuperación emocional puede llevar más tiempo que la recuperación física y es a veces menos predecible. Si bien, la presión social para volver a la normalidad es intensa, las sobrevivientes del cáncer de mama necesitan tiempo para crear una nueva imagen de sí mismas que incorpore la experiencia vivida y sus cambios corporales. Los psicólogos pueden ayudar a las mujeres a lograr ese objetivo y a aprender a sobrellevar problemas como el temor a la reaparición de la enfermedad y la impaciencia respecto a problemas más mundanos (Piñeros & Murillo., 2004).
El tratamiento psicológico tiene además efectos indirectos en la salud física. Los investigadores saben que el estrés suprime la capacidad de protección personal del cuerpo. Lo que sospechan ahora es que la capacidad de afrontamiento que les enseñan los psicólogos puede realmente reforzar el sistema inmunológico. El tratamiento psicológico ayuda al cuerpo, los psicólogos pueden enseñarles a las mujeres ejercicios de relajación, meditación, auto hipnosis u otras técnicas que pueden aliviar eficazmente los efectos colaterales de las sustancias farmacéuticas. En síntesis, los psicólogos pueden ayudar a las mujeres a participar plenamente en su tratamiento (Sossa y col., 1999) .El resultado es una mejor comprensión de la enfermedad y su tratamiento y una mayor disposición de hacer lo necesario para sanar nuevamente.
Una combinación de tratamiento individual y grupal a veces funciona mejor. Las sesiones individuales con un psicólogo autorizado para ejercer suelen recalcar la comprensión y modificación de los patrones de pensamiento y de conducta. El tratamiento psicológico grupal con otras personas que tienen cáncer de mama, les da a las mujeres la posibilidad de brindar y recibir apoyo emocional, y aprender de las experiencias de las demás. Para ser más eficaz, los grupos deben estar conformados por mujeres que están en etapas similares de la enfermedad, y estar guiados por psicólogos u otros profesionales de la salud mental con experiencia en el tratamiento del cáncer de mama (Casado y col., 2004).
Las intervenciones psicológicas, que son dirigidas a individuos o grupos, se esfuerzan por ayudar a las mujeres a adaptarse a sus diagnósticos; a sobrellevar el tratamiento y a aceptar el impacto de la enfermedad en sus vidas. Estas intervenciones ofrecen a los psicólogos una oportunidad de ayudar a las mujeres a entender mejor el cáncer de mama y su tratamiento. Los psicólogos suelen formular a las mujeres preguntas abiertas acerca de sus suposiciones, ideas para vivir una vida más plena y otros asuntos. Si bien los pensamientos y sentimientos negativos se abordan, la mayoría de las investigaciones psicológicas se concentran en la resolución de problemas a medida que las mujeres enfrentan un nuevo desafío (Segura y Díaz., 2003).
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ResponderEliminarLeyendo este artículo, nos damos cuenta que es clave DECONSTRUIR el significado de cáncer como sínonimo de muerte, más allá del significado filológico y esto puede ser todo un reto terapeutico, que claro, estamos dispuest@s a afrontar.
ResponderEliminarSaludos desde México.
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